La temperatura adecuada dentro de casa en temporada invernal es de 21ºC. Temperaturas superiores no sólo no aportan ningún beneficio, sino que pueden ser perjudiciales por la sequedad del ambiente interior, que provoca molestias faríngeas, oculares e incluso irritaciones dérmicas. Además de ser perjudiciales para ti y tu familia, lo son para el planeta, porque suponen un derroche de energía y un aumento de emisiones contaminantes innecesario. Con sólo bajar 1ºC la temperatura del termostato de la calefacción, evitarás hasta 300 Kg de emisiones de CO2 al año. Instalar un buen sistema de aislamiento como el doble acristalamiento o burletes en las rendijas de las puertas y ventanas, ayuda a conservar el calor en el hogar, siendo uno de los mecanismos más eficientes y sencillos para reducir las emisiones de CO2. Si te vistes de forma adecuada, abrigándote un poco más también en casa, reducirás tu sensación de frío y tus necesidades de calefacción.
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